jueves, 19 de diciembre de 2013

Koch y el micro-relato

La profesora Dolores Mercedes González de Koch, cubana de nacimiento y traductora de Reynaldo Arenas, dedicó largas horas de estudio al relato breve latinoamericano. Para hilar fino en cuestiones de estructura o más exactamente de configuración, y más allá o más acá del debate acerca del concepto género literario. Creo que no es inútil nunca repensar lo aceptado, lo remanido, trillado y o rechazado.
En su libro  "El micro-relato en México: Torri, Arreola, Monterroso y Avilés Fabila”, Hispamérica 30,1981 escribe:

Al igual que la novela, que existió antes de que fuera definida, el relato muy breve de nuestros días se ha desviado de las formas tradicionales, como la viñeta o el poema en prosa. Igual que en la novela, en la minificción se han trillado nuevos rumbos antes de que existiera un mapa crítico. La distinción entre las variantes existentes y su nomenclatura constituyen las interrogantes mayores. Hace veinte años comencé a estudiar una de estas variantes, la que denominé micro-relato para distinguirla de otra variante muy popular, el minicuento. 

Más adelante brinda un ejemplo interesante para analizar:

Micro-relato de Juan José Arreola: "Apuntes de un rencoroso"
 ...todavía hoy puedo decirle: te conozco. Te conozco y te amo. Amo el fondo verdinoso de tu alma. En él sé hallar mil cosas pequeñas y turbias que de pronto resplandecen en mi espíritu.
(Prosodia, en Bestiario, 1972, 120-21)
 Como vemos, en el desenlace de este micro-relato no ocurre nada que dé fin al relato. Lo que sucede es que al yo narrativo se le ocurre algo; esto es, que el desenlace descansa en una idea explícita o sobreentendida: una meditación, una paradoja, una desproporción, un golpe de ingenio, o una epifanía, para usar el concepto de James Joyce, o una entelequia, si nos apropiamos de uno de Miguel de Unamuno. Y en cuanto a la fusión de géneros, vemos que este micro-relato combina, en distintas proporciones, el lenguaje esmerado del poema en prosa, el tono a veces confesional o meditativo del ensayo, y un elemento narrativo, ficcional, propio del cuento.

Por otra parte, hace esta diferencia:

Debo aclarar que no todas las mini-ficciones son mini-cuentos o micro-relatos. Hay otras formas, algunas intermedias, y hay micro-relatos y fragmentos relacionados, articulados en una obra mayor como en la novela fragmentada. (...) Y una última aclaración: ¿Cómo podría diferenciarse el micro-relato del mini-cuento? En el mini-cuento los hechos narrados, más o menos realistas, llegan a una situación que se resuelve por medio de un acontecimiento o acción concreta. Por el contrario, el verdadero desenlace del micro-relato no se basa en una acción sino en una idea, un pensamiento. Esto es, el desenlace de un mini-cuento depende de algo que ocurre en el mundo narrativo, mientras que en el micro-relato el desenlace depende de algo que se le ocurre al autor. Esta distinción no es siempre fácil. Otra característica esencial del micro-relato es la fusión de géneros. Algunos elementos narrativos lo acercan al cuento convencional, pero el micro-relato se aleja de los parámetros del cuento y del mini-cuento porque participa de algunas de las características del ensayo y del poema en prosa.

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