lunes, 2 de septiembre de 2013

septiembre, siempre deseado

Palabras en acción
juego de verbos, abecedario incompleto

Un abecedario como el propuesto por Claire Parnet al francés Gilles Deleuze. La actividad de Parnet era como un método rizoma, le "tiraba" una letra y el filósofo resonaba para dar vida a conceptos de su teoría.
Tal como el juego de los pibes (y no tan pibes) en el que uno balancea la mano mientras deja correr en su mente el abecedario hasta que suena la alarma de otro al gritito de "basta"; un tuttti frutti porque ahí puede entrar de todo un poco.
Leí que Rainer María Rilke llamó "abecedario de horrores" a la escuela militar donde su padre lo obligó a cursar estudios secundarios, tal vez para neutralizar la caprichosa decisión materna de vestirle de nena hasta que cumplió cinco o seis años. De todos modos, el poeta de las Elegías, no soportó esos horrores y abandonó el juego, quiero decir, el tenebroso lugar.
Volvamos.
Este juego de verbos, típica herramienta del taller para distender si el debate se torna muy crítico, es una mezcla caprichosa e incompleta. A un verbo, una idea acerca de la escritura; la regla es una sola: la respuesta deber ser espontánea y rápida, un breve enunciado. Sirve también cuando la inspiración deseada como un personaje tras telones espía sin dejarse ver.


Acechar: acecha el destino, acechan personajes
Aparentar: relacionado con la cuestión de la invención, apariencia de la ficción
Armar: todo texto es armado
Burlar: a quienes acechan
Calcular: siempre se debe de medir intensidades, tiempos, estatura moral
Comediar: aunque no se trate de una comedia como “género”
Complotar: hay un complot entre autor y lector, sin ello no existe el bosque literario y casi ningún bosque
Conjurar: cada inicio es un conjuro para que algo pase
Conspirar: como complot y concierto
Contar: que algo está sucediendo, en alguna parte, en algún tiempo, hay una ética en el contar
Contra-culturizar: si las cosas se dieran por hechas para siempre
Corregir: siempre corregir, aunque se diga lo contrario
Custodiar: hasta largar, desprenderse, dejar a otros que se apropien
Desamparar: hay escenas de desamparo ineludibles
Describir: paisajes, vestimentas, el cuarto en el que sucede la acción
Desenredar: la trama para que la lectura sea posible
Deshilar: dejar que se rompan, que se vayan deshaciendo las costuras
Desligar: soltar, despejarse de padres y madres
Destejer: ¿la idea original o la idea secundaria?
Destrenzar: el sonido estereotipado de las palabras
Detallar: sin corromper el sentido simbólico
Disentir: con la elocuencia
Disfrazar: todo, a todos
Disimular: todo texto creativo es mera simulación
Distraer: la ficción distrae, la poesía contrae
Emocionar: no escribas si no te le animás a las emociones
Encubrir: el ego y transferirlo a un personaje para darle valor
Engañar: existen los malentendidos del suspenso, sobre todo en la trama policial
Enmascarar: como un pintor de paredes encintar para no manchar lo que debe ser claro
Ensoñar: por más realista que se muestre es como un sueño
Excluir: todo aquello que no sea útil al texto
Expresar: una de las claves del texto poético
Ficcional-izar: obvio
Fingir: que no sabe adónde vamos
Forjar: en la fragua léxica
Gemir: alguien tiene que llorar y otro hacer llorar
Hilar: alpacas, cañamazos, gabardinas, velvet, tussah, gasas, encajes, sedas  y tules que hacen oír sonidos
Idear: antes de empezar y durante también
Jalar: tirar al tacho de basura todo lo que juzguemos inútil
Joder: muy español eso
Romper: sentidos
Silenciar: mucho, mucho, no todo debe ser dicho
Tramar: “Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

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