lunes, 2 de diciembre de 2013

Siempre es bello leer a Bolaño

Bolaño duele, Bolaño sorprende, Bolaño fraterniza, Bolaño hace llorar, sonreír y reír, fundamentalmente, Bolaño conmueve desde la invención y las emociones

No creo equivocarme si sostengo que Roberto Bolaño nos ofrenda su ternura y una clara fragilidad en sus escritos, aunque use la parodia o la ironía, el pastiche, la mezcla confusa y difusa de realidad, ficción y metáfora. Enorme narrador este chileno, en sus poemas trabaja también con los personajes de su narrativa, y así aparecen los detectives en sus variadas exposiciones, por ejemplo.
Transcribo este poema incluido en "LOS PERROS ROMÁNTICOS" justamente porque aparece transparente esa ternura, casi en forma de astuta plegaria en la pareciera estar hablándole a una mujer de cuerpo real y la invoca desde un tiempo, a la vez pasado y futuro.

MUSA
Era más hermosa que el sol
y yo aún no tenía 16 años.
24 han pasado
y sigue a mi lado.

A veces la veo caminar
sobre las montañas: es el ángel guardián
de nuestras plegarias.
Es el sueño que regresa

con la promesa y el silbido.
El silbido que nos llama
y que nos pierde.
En sus ojos veo los rostros

de todos mis amores perdidos.
Ah, Musa, protégeme,
le digo, en los días terribles
de la aventura incesante.

Nunca te separes de mí.
Cuida mis pasos y los pasos
de mi hijo Lautaro.
Déjame sentir la punta de tus dedos

otra vez sobre mi espalda,
empujándome, cuando todo esté oscuro,
cuando todo esté perdido.
Déjame oír nuevamente el silbido.

Soy tu fiel amante
aunque a veces el sueño
me separe de ti.
También tú eres la reina de los sueños.

Mi amistad la tienes cada día
y algún día
tu amistad me recogerá
del erial del olvido.

Pues aunque tú vengas
cuando yo vaya
en el fondo somos amigos
inseparables.

Musa, adonde quiera
que yo vaya
tú vas.
Te vi en los hospitales

y en la fila
de los presos políticos.
Te vi en los ojos terribles
de Edna Lieberman

y en los callejones
de los pistoleros.
¡Y siempre me protegiste!
En la derrota y en la rayadura.

En las relaciones enfermizas
y en la crueldad,
siempre estuviste conmigo.
Y aunque pasen los años

y el Roberto Bolaño de la Alameda
y la Librería de Cristal
se transforme,
se paralice,

se haga más tonto y más viejo
tú permanecerás igual de hermosa.
Más que el sol
y que las estrellas.

Musa, adonde quiera
que tú vayas
yo voy.
Sigo tu estela radiante

a través de la larga noche.
Sin importarme los años
o la enfermedad.
Sin importarme el dolor

o el esfuerzo que he de hacer
para seguirte.
Porque contigo puedo atravesar
los grandes espacios desolados

y siempre encontraré la puerta 
que me devuelva
a la Quimera,
porque tú estás conmigo,

Musa,
más hermosa que el sol
y más hermosa
que las estrellas.




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